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Agosto

En cierto pueblo
para no ir a buscar agua
debía comprarla a
Un aguatero
Era el único del lugar, quién abastecía con agua al pueblo
Temprano y hasta muy tarde, cargaba dos grandes tinajas de barro colgadas de una vara de madera sobre sus hombros.
Tinajas vacías camino al río, llenas camino al pueblo.
Así seis o siete veces por día.

Un día, una de las tinajas se agrietó y empezó a perder por el camino.
Al llegar al pueblo los compradores le pagaron las acostumbradas diez monedas por la tinaja de la derecha pero solo cinco por el contenido de la otra que estaba por la mitad

Comprar una tinaja nueva era demasiado costoso, así que decidió apurar el paso para compensar la diferencia de dinero que recibía.

Durante dos años el hombre siguió yendo y viniendo a paso firme trayendo agua al pueblo y recibiendo sus quince monedas en pago por una tinaja y media de agua.

Una noche lo despertó un chistido en su habitación: